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¿Qué es la hepatitis y cómo puedes prevenirla?
La hepatitis es una infección del hígado que hace que se inflame, dificultando el correcto desarrollo de sus funciones. Mientras está hinchado, el hígado es incapaz de ayudar a digerir la comida, abastecerse de energía y deshacerse de las toxinas de nuestro cuerpo.
Esta enfermedad suele estar causada por una infección vírica, aunque también puede deberse a un consumo excesivo de alcohol, drogas o medicamentos, o a algunas patologías hereditarias, como la enfermedad de Wilson o la fibrosis quística.
Normalmente causa pérdida de apetito, diarrea, náuseas, vómitos, dolor abdominal, orina más oscura de lo normal, defecaciones pálidas y una tonalidad amarillenta en la piel y los ojos. Sin embargo, algunos pacientes pueden no mostrar síntomas pese a estar afectados por hepatitis.
Como ves, la hepatitis no es una única enfermedad, sino una palabra genérica que engloba cualquier tipo de inflamación en el hígado. Algunos tipos de hepatitis son temporales y pueden desaparecer tras recibir el tratamiento adecuado, mientras que otros son crónicos y pueden terminar en un fallo hepático, cáncer o cirrosis.
Es por eso que la hepatitis debe ser tratada correctamente para restaurar rápidamente el funcionamiento normal de este órgano, si es posible, y evitar que ponga en peligro la vida del paciente.
En este artículo, vamos a distinguir los diferentes tipos de hepatitis y sus características específicas, además de explicarte cómo prevenir de forma efectiva esta enfermedad.
¿Qué tipos de hepatitis hay?
Como hemos dicho, la hepatitis puede estar causada por múltiples razones, aunque sus síntomas suelen ser siempre muy similares. Es importante conocer las distintas versiones de esta enfermedad para poder identificar todas las posibles causas y ser capaces de prevenirlas correctamente.
La causa más común de hepatitis es la infección vírica. Además, también es la más difícil de prevenir, por lo que os contaremos cómo se transmiten los distintos virus de la hepatitis para que puedas evitar ser infectado por ellos.
En primer lugar, la Hepatitis A se transmite a través del material fecal y suele contagiarse por vía oral, cuando tu boca entra en contacto con comida, agua u otros objetos infectados. Es más común entre los niños y los adolescentes y, por suerte, puede curarse si se atiende adecuadamente.
La Hepatitis B, por su parte, es más grave y se transmite al usar jeringuillas usadas u otros objetos que hayan estado en contacto con sangre contaminada y al mantener relaciones sexuales con personas infectadas. También puede ser transmitido de la madre al hijo durante el embarazo. Esta enfermedad puede volverse crónica y es por eso que la vacuna de la Hepatitis B es obligatoria durante los primeros meses de vida.
Asimismo, el virus de la Hepatitis D, que también se transmite a través de la sangre, tan solo muestra sus síntomas cuando coincide con el virus de la Hepatitis B. Por lo tanto, un paciente que tenga el virus de la Hepatitis D también tendría que contraer la Hepatitis B para sufrir sus síntomas. No obstante, si estos dos virus coinciden, la hepatitis puede agravarse mucho y volverse crónica fácilmente.
Hay bastantes más virus que pueden causar hepatitis, pero no nos detendremos a explicarlos, ya que se trata de variantes de hepatitis menos comunes.
¿Cómo se puede prevenir la
hepatitis?
El virus de la Hepatitis A puede ser prevenido si se toman las medidas de higiene apropiadas cuando se manipule comida y otros objetos que entrarán en contacto con tu boca.
Respecto a la Hepatitis B, C y D, debería ser suficiente con usar preservativo cuando tengas relaciones sexuales y evitar compartir utensilios de higiene personal. Aunque, si eres un trabajador sanitario o perteneces a otro sector de riesgo, siempre deberías usar materiales desechables y seguir a rajatabla las precauciones universales cuando uses objetos afilados.
Es más, existen vacunas efectivas para las Hepatitis A y B. De hecho, la vacuna de la Hepatitis B es obligatoria en España, así que, si cumples al pie de la letra con el calendario de vacunaciones de tu hijo, no deberías tener que preocuparte por este virus.
Además, en relación con la vacuna de la Hepatitis A, aunque no sea obligatoria en todo el territorio español, está recomendada para personas que viajan a países en los que existe riesgo de infección y para aquellos que pertenecen a grupos de riesgo, como los niños que viven en instituciones cerradas, pacientes enfermos que pudieran desarrollar la enfermedad fácilmente y personas que suelen estar en contacto con enfermos.
Y para evitar la hepatitis no vírica, deberías cuidar de tu hígado evitando las drogas y realizando un consumo responsable de bebidas alcohólicas y medicinas. Así ayudarás a que tu hígado se mantenga sano y pueda realizar sus funciones correctamente.
¿Y qué debo hacer si empiezo a
sentir los síntomas de la hepatitis?
Una rápida detección de la hepatitis es la clave para que el tratamiento sea efectivo. Por lo tanto, si comienzas a sentir los síntomas descritos anteriormente, deberías ir a ver a un médico cuanto antes. Él te realizará las pruebas pertinentes para saber si realmente es hepatitis lo que tienes y, en caso de que lo sea, identificará de qué tipo de hepatitis se trata y te dará el tratamiento que necesitas para recuperarte.
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